Tras una eliminatoria de todo menos brillante, exceptuando el antológico gol
de Aduriz en el Velódromo, y un partido
de vuelta marcado por la mala puntería de los jugadores del Olympique de
Marsella, el Athletic ha logrado su objetivo, que no era otro que situarse
entre los 16 equipos que siguen aspirando a hacerse con la Europa League.
Nadie dijo que el camino que lleva hacia la final del 18 de mayo en Basilea
fuera fácil. Tras unas eliminatorias previas en las que, como de costumbre y
por diferentes razones, sufrimos más de lo esperado y de una fase de grupos en
la que el equipo demostró su superioridad, la primera de las eliminatorias
finales que conforman el camino hacia nuestro objetivo ha demostrado eso, que
este no es un camino de rosas y, por otra parte, que nos apasiona llegar al
final de ese camino.
Debido al mal tiempo y a la mala hora para ser día laborable, San Mamés no se
ha llenado. No obstante, cualquier persona que hubiera permanecido
atenta a partir de las siete de esta tarde habría podido percibir las
perturbaciones en el ambiente, producto de la falta de aliento de los
Athleticzales, en las numerosas ocasiones en las que los jugadores del conjunto
francés obligaban a Iago Herrerín a realizar meritorias estiradas; cuando los
palos nos salvaban, sobre todo tras una mala salida de Herrerín que dejaba a N'Koudau
ante la puerta vacía o, simplemente, tras el gol marsellés que igualaba la eliminatoria en la primera parte. Pero, dicha persona, que tan solo pretendía
disfrutar de su tarde libre, también se habrá percatado de que todos aquellos
que contenían la respiración durante este tranquilo jueves no han podido
reprimir su júbilo y, en mayor parte, su liberación, en dos ocasiones: tras el
golazo de cabeza de Sabin Merino que daba el pase a octavos a los leones en el
minuto 81 y cuando el árbitro formalizó dicho resultados al dar por finalizado
el encuentro. “Esa gente está ilusionada por algo”, pensaba este buen y
observador desconocido, ajeno al mundo balompédico. ¡Y qué razón tenía! Esta
Europa League ilusiona.
Ilusiona mucho, pero, sin miedo a nada, es un reto de los grandes. Como he
dicho, tras el 1-1 en San Mamés, sumado a la victoria por cero goles a uno en
el feudo del Olympique de Marsella, el Athletic Club firmaba su inclusión en el
grupo de dieciséis equipos que mañana a las 13:00 formarán parte del sorteo que
decidirá los emparejamientos correspondientes a los octavos final del torneo. Este año, y por esto lo del reto, el nivel de
la competición es altísimo, solo encontrando entre los clasificados nombres
conocidos, muchos de ellos de clubes europeos históricos y de conjuntos que
actualmente poseen una muy buena plantilla.
Mañana sabremos con que rival deberán verse la cara los leones en la
siguiente batalla, y si el primer asalto será en casa o fuera. Conviene
recordar que el sorteo, en esta ocasión, es puramente aleatorio, por lo tanto,
enfrentarse con otro de los clubes españoles (Valencia, Sevilla y Villarreal) es
tan probable como con otro de los 12 extranjeros: Braga, Sparta de Praga,
Lazio, Shakhtar Donetsk, Bayer Leverkusen, Liverpool, Manchester United,
Tottenham Hotspur, Fenerbahce, Basel, Borussia Dortmund o Anderlecht. Lo dicho,
nivelón.
A por ellos, Aupa Athletic!