miércoles, 19 de agosto de 2015

Una droga increíble


He encontrado una droga increíble. Está al alcance de cualquiera, su precio no es un problema, aunque no es tarea fácil llegar a consumirla. Sin embargo, una vez que se ha procedido a su utilización habitual, comprender la realidad sin ella se convierte en algo sumamente complicado. Por ello, no dudo en decirte que su poder destructivo no tiene parangón.

Las características de ésta difieren significativamente de las del resto de las sustancias con las que puedas estar familiarizado. Y es que la peligrosidad a la que nos enfrentamos si caemos en sus redes no radica en problemas de salud ni en arruinarte tu prometedor futuro; eso sí, si no tienes cuidado, puede que lo que pierdas sea tu presente. No voy a ocultarte que es adictiva, y que su uso continuado puede tener como resultado una ligera exclusión social. De hecho, en ningún momento estoy recomendándola; nada más lejos de mi intención que promover algo como esto. Ahora bien, no me parecería justo despedirme sin mencionar algún aspecto positivo suyo. Lo más atractivo que tiene, sin duda, es su objetivo, entender, ¿pero de verdad quieres hacerlo? Piénsalo, o mejor, no lo pienses. Te advierto que puede hacerte perder el rumbo. 

Quiero suponer, y estoy seguro de que lo hago bien, que tú, querido amigo, sabrás de lo que hablo. Puede incluso que me entiendas y conozcas de primera mano los peligros que conlleva. En ese caso, ten por seguro que estaré encantado de que nos hagamos compañía en nuestra auto-destrucción. 

Estoy hablando, por supuesto, del pensar.





(PD: Escribí hace tiempo esta entrada, pero la subo a este blog ahora para tenerla junto al resto de lo que escribo, espero que os guste)

domingo, 16 de agosto de 2015

Fahrenheit 451

"Fahrenheit 451 cuenta la historia de un sombrío y horroroso futuro. Montag, el protagonista, pertenece a una extraña brigada de bomberos cuya misión, paradójicamente, no es la de sofocar incendios, sino la de provocarlos para quemar libros. Porque en el país de Montag está terminantemente prohibido leer. Porque leer obliga a pensar, y en el país de Montag está probibido pensar. Porque leer impide ser ingenuamente feliz, y en el país de Montag hay que ser feliz a la fuerza..." De esta manera se presenta en su contraportada Fahrenheit 451, sobre la que me propongo escribir una pequeña reseña literaria. 

La novela, publicada en 1953 de la mano de Ray Bradbury (1920-2012), no es la típica lectura ligera veraniega. Se trata en cambio de una crítica a la ignorancia y una verdadera apología de la cultura, de la memoria histórica y del conocimiento y su preservación.

Como explicaba su sinopsis, este clásico de la literatura del siglo XX presenta una sociedad distópica en la que el gobierno, con el fin de mantener a la población feliz y despreocupada, elimina a sus ciudadanos la posibilidad de acceder a la cultura y a la información sobre el estado real del mundo, que en realidad se sitúa al borde de la guerra. Todo esto se nos presenta a través de Guy Montag, bombero cuya labor es la quema de libros, que vive completamente feliz y confiado en el sistema hasta que un corto lapso de tiempo tres sucesos consiguen que su visión cambie completamente.




El primero de ellos se trata de su encontronazo con su nueva vecina, Clarisse. Esta extraña joven que se detiene a observar la naturaleza, teme la violencia del resto de personas de su edad, disfruta sintiendo la lluvia caer, acostumbra a dar paseos nocturnos, hace preguntas en la escuela, conversa con su familia y plantea cuestiones a Montag sobre él mismo que nunca se había preguntado empieza a crear dudas en el bombero sobre su estilo de vida, que tan feliz le hacía hasta el momento. Dudas que se acrecientan al encontrarse, al llegar a casa, el rígido cuerpo de su mujer junto a un bote vacío de pastillas, quien tras ser desintoxicada no recuerda nada y dice, mientras disfruta de su amada Familia (una especie de televisión interactiva que mantiene entretenida a la población), ser completamente feliz. El tercer suceso, que termina de cambiar a Montag, ocurre en su trabajo. Reciben una alarma, y se disponen a quemar los libros encontrados y la casa que los ocultaba, pero la mujer que vivía en ella prefiere arder junto a ellos que escapar.

Después de vivir estar 3 situaciones, Montag descubre que ha cambiado. Ya no es completamente feliz, tiene preocupaciones, nuevos intereses, y ni su mujer, ni ninguna otra persona (Clarisse ha desaparecido misteriosamente) parecen entenderlos. 

Sin afán de destriparos el libro a quienes no lo hayáis leído, la falta de adaptación del bombero es cada vez más evidente, incluso para su jefe (muchísimo más culto de lo que podría esperarse), quien mediante varios diálogos que resumen a la perfección la razón del temor a la cultura, pretende llevarle de nuevo por el buen camino: "Pregúntate que quiere esta nación por encima de todo. Las personas quieren ser felices, ¿no es así? (...) Eso es para lo único que vivimos, ¿no? ¿Para el placer y las emociones? Y tendrás que admitir que nuestra civilización se lo facilita en abundancia. "

El transcurso de los acontecimientos y la radicalización del pensamiento de Montag consiguen aislarlo; consiguen que su propia mujer y sus amigas, cuya mayor preocupación es la programación de La Familia, le teman; consiguen que su único confidente sea Faber, un antiguo profesor universitario que defiende la necesidad de hacer pública la cultura; consiguen convertirlo en un fugitivo. La novela va adquiriendo mayor velocidad mientras avanza, pero siendo ésta interesante, no destaca por su trama, sino por el mensaje que pretende enviar y, en mi opinión, por la genialidad de los diálogos entre Montag y el resto de personajes, que reflejan a la perfección la situación y la mentalidad de cada uno. 

Además de estas conversaciones, encontramos otras acciones y símbolos que van mostrando la forma en la que el protagonista, desde un estado de inconsciencia total, cambia y teniendo que nadar a contracorriente lucha por lo que cree. Al Sabueso Mecánico, el letal asesino robótico de los bomberos que desde el principio desconfía de Montag y al que éste teme pero debe enfrentarse, se unen La Familia, que representa las distracciones del pueblo; Faber, y en su contra, el jefe de bomberos, quienes mediante sus argumentos defienden su causa como la más noble... Pero sobretodo, el fuego.


El fuego, tan atractivo como terrorífico, tan hogareño como asesino, tan iluminador como destructor, tan útil como bueno y malo. Desde el primer momento se advierte la importancia que tendrá éste en la obra, de hecho, se titula Fahrenheit 451 porque ésta es "la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde" y es un elemento repetitivo en el libro. Previamente he comentado la relevancia del cambio que sufre Montag a lo largo de la novela, y éste va acompañado de fuego en distintas formas. Siempre igual y siempre distinto. Empezando por aquellas llamas que salían de su manguera calcinándolo todo y tan poderoso hacían sentir al bombero; pasando por esa cerilla con la que esa desconocida prefirió quemarse que abandonar sus libros; por esas llamaradas de fuego que sirvieron a Montag para acabar con todo lo que había sido su vida ("Si no había solución... Bueno, en tal caso tampoco subsistiría el problema. ¡El fuego era lo mejor para todos!"); llegando a la luz y el calor de aquella hoguera que servía de refugio a esa extraña gente que parecía huir y finalizando, y volviendo a empezar, con el puño de fuego que acabó con todo y dio pie a un nuevo comienzo (cabe recordar que Ray Bradbury escribió este libro pocos años después de la II Guerra Mundial), como el ave Fénix, que "cada vez que se quemaba, resurgía de sus cenizas, renacía a la vida." 

En conclusión, Fahrenheit 451 nos advierte de los peligros del conformismo, de la ingenuidad como fuente de felicidad, de la censura y el adoctrinamiento y sobretodo, del olvido, que nos permite tropezar una y otra vez con la misma piedra; pero también nos recuerda el poder del ser humano, de su rebeldía, de su capacidad para renacer de sus cenizas, de su curiosidad y de sus ansias por dejar algo en el mundo una vez que lo haya abandonado. Yo termino recomendando este verdadero clásico, que casi 65 años después sigue teniendo un mensaje actual, a cualquiera que quiera leer algo más que una novela. 

"Y el sol sigue, día tras día, quemando y quemando. El sol y el tiempo. El sol, el tiempo y las llamas. Llamas."

viernes, 7 de agosto de 2015

¿Por qué me está encantando Juego de Tronos?

  A riesgo de sonar ridículo ante todos aquellos que ya han visto todos los capítulos estrenados e incluso han leído los libros publicados hasta la fecha, acabo de terminar la tercera temporada de Juego de Tronos y no tengo nada más que palabras de admiración hacia esta genialidad.

  Debo aceptar que empecé a verla con recelo, ya que después de haber disfrutado tanto con Breaking Bad (también espectacular), no me atraía nada la idea de una serie basada en un mundo medieval con toques fantásticos, pero poco tardé en volverme un adicto a ella. Tras los primeros capítulos, casi sin darte cuenta, ya conoces a las distintas familias de los siete reinos, ya crees que entiendes los intereses de algún protagonista, te atreves a pronosticar el futuro y empiezas a coger manía a alguno, e incluso cariño a algún otro (graso error, teniendo en cuenta la tasa de mortalidad de  los personajes de George R. R. Martin). Así que en dos días te ves inmerso en un universo con multitud de caras que aparecen y desaparecen y cada vez más tramas y complejas relaciones entre ellas, lo dicho, una maravilla.



  Como venía diciendo, a pesar de mis reticencias iniciales, esta serie (hago referencia a ésta en vez de a los libros porque todavía no los he leído, soy consciente de que la serie es una adaptación de éstos) me ha ganado. Lo ha hecho por la forma en la que desde un universo fantástico tan bien elaborado sabe representar los juegos de poder a gran escala que ocurren en éste. En la capital del reino, por ejemplo, el patriarca de los Lannister no deja de darnos lecciones de cómo una corona sobre la cabeza no significa tanto como parece, y personajes como Lord Baelish o Lord Varys, curiosos cuanto menos, sobretodo éste último, nos enseñan que, como bien sabe Tyrion, la lucha por el poder no deja de ser un juego y en él la información y los contactos son decisivos aliados.

  Lo ha hecho por la forma en la que se da la relevancia necesaria a las aparentemente insignificantes acciones de cada ficha del tablero, que pueden repercutir de manera mayúscula en la partida. Solo hace falta acordarse de la razón que desencadenó los sucesos de la Boda Roja, pensar en la relevancia de la desconocida extranjera Shae en los quehaceres políticos de King’s Landing, en la importancia del descubrimiento que trajo la curiosidad de Sam Tarly o hacerse consciente de que todo este movimiento en Westeros empezó con el asesinato de Jon Arryn.



  Lo ha hecho por como presenta la realidad de la guerra desde todas las diversas y tan distintas perspectivas, creando diferentes tramas que lógicamente acaban relacionándose entre ellas o de las que surgen todavía más hilos argumentales. Y por cómo se le va haciendo entender al espectador la diferente realidad de cada ángulo de la historia y el distinto contexto en el que tiene lugar cada una, teniendo en cuenta la ubicación en el mapa del mundo imaginario de Canción de Hielo y Fuego.

  Lo ha hecho también por la complejidad de los personajes y su evolución a lo largo de la serie (algo en lo que, por cierto, aunque con menos protagonistas, Breaking Bad es inigualable). Con esto me refiero a que, al contrario que en otras películas y series, no tienen personalidades invariables; al igual que las personas reales, ante las distintas sucesiones de acontecimientos van cambiando (o mostrándose tal y como son), creciendo e incluso cuestionando su propio papel en el juego de tronos. Sin mencionar, claro está, sus mentiras, que nos las tragamos nosotros igual que ellos. En relación a este tema, solo me está decepcionando ahora mismo el papel de Daenerys. Parece que se pretende que nos caiga bien a todo el mundo y eso no me gusta, no sé si cambiará.

  Lo ha hecho por los toques de fantasía tan bien introducidos en medio de guerras entre hombres y disputas políticas, cuando casi se nos olvida que la magia también existía y tiene una gran importancia.



  Lo ha hecho por la espectacular manera en la que presenta todo lo que os he contado y la increíble estética de la serie.

  Lo ha hecho porque refleja de una manera muy fiel situaciones de nuestro mundo. Cómo las diferencias de vida entre zonas geográficas son abismales; cómo el poder es un juego de pocos que afecta a muchos; cómo una gran parte del mundo se olvida de la otra (hasta que ésta tiene dragones grandes); cómo el poder corrompe; cómo las religiones y sus cultos tienen una relevancia enorme en las sociedades; cómo existen la bondad, el amor y la solidaridad, pero también la maldad, el sadismo, la manipulación y sobretodo la ambición y el egoísmo; cómo nuestros instintos y nuestra búsqueda del placer son poderosos; cómo buscamos desesperadamente algo por lo que luchar, algo por lo que vivir; cómo las masas necesitan líderes a los que seguir; cómo nos empeñamos en buscar enemigos en nuestros hermanos cuando peligros mayores, a los que deberíamos combatir juntos, nos acechan… Respecto a esto último me quedo con la frase de Melisandre: “This war of five kings means nothing, the true war lies to the north.” (No sé como será la traducción que hacen de la cita en castellano, pero se entiende, qué miedo).



  Lo ha hecho porque siempre te deja con ganas de más. No hay capítulo que no dejé algún misterio abierto que nos obligue a ver el siguiente. "You know nothing" nos diría Ygritte, y así nos sentimos al acabar cada episodio.

  En resumen, he sacado dos conclusiones de todo ésto. La primera es una profunda admiración por los escritores, directores, guionistas… En general, creadores de historias, no sólo los de Juego de Tronos, que consiguen que tanta gente nos introduzcamos en un universo surgido de su cabeza. Cuanto más lo pienso más maravilloso me parece. Y la segunda es que no sé qué hago escribiendo  en vez de estar empezando la siguiente temporada. Un saludo.