martes, 5 de abril de 2016

A por el Sevilla, otra vez

Sevilla, contigo empezó todo. 

Parece que fue ayer, pero ya han pasado 7 años desde que Joaquín Caparrós, liderando a un equipo que contaba tanto con viejos jugadores como con una nueva camada de grandes futbolistas, consiguiera volver  a hacer mirar hacia arriba a un antaño glorioso club que venía de su época más oscura.

Tras el ya lejano bienio negro, el nuevo presidente, García Macua, se hizo con los servicios de Joaquín Caparrós y de futbolistas como Gorka Iraizoz, Aitor Ocio o David López. Aquello, junto con la explosión de grandes leones como Fernando Llorente o Javi Martínez y la entrada en escena de nuevos cachorros de la cantera, devolvió la estabilidad a San Mamés, alejando al equipo de las posiciones de descenso con las que tan peligrosamente había coqueteado en las últimas temporadas.

No obstante, fue en la segunda campaña bajo las órdenes del andaluz en la que, valiéndose de la históricamente competición fetiche del Athletic, el club  volvió a rozar la gloria y dio comienzo a nueva época. En ella los leones han logrado meritorias clasificaciones y, hasta la consecución de la Supercopa 2015, han tenido cerca numerosos títulos, llegando a jugar seis finales en seis años. El punto de inflexión, en mi opinión, tuvo lugar en San Mamés el 4 de marzo de 2009, nada más y nada menos que en la vuelta de unas semifinales de copa en las que los rojiblancos vencieron por 3 goles a 0 al Sevilla, logrando el pase a la primera final del Athletic en los últimos 24 años.

Los jugadores del Athletic celebran su tercer gol, obra de Gaizka Toquero.


Tras eliminar al Recreativo de Huelva, al Osasuna y al Sporting, el azar hizo enfrentarse a vascos y andaluces en el último paso previo a la final. Todavía recuerdo a mi padre, antes de que empezara el choque de ida, advirtiéndome de la importancia histórica de la eliminatoria que comenzaba. La importancia que suponía que el 24 veces campeón del torneo, el rey de copas, pudiera volver a lo más alto de su competición tanto tiempo después. Creo que todos éramos conscientes de ello, desde los aficionados hasta Caparrós, que no dudó en utilizar la Liga para reservar jugadores, priorizando abiertamente el torneo copero.

El partido de ida, disputado un mes antes en el Ramón Sánchez Pizjuán, estuvo marcado por la espectacular tromba de agua que cayó antes y durante el encuentro, que dificultó en gran manera el juego. El resultado final fue de 2-1, marcando por los sevillistas Duscher y Acosta, y por los leones, el aquel momento buque insignia, Fernando Llorente.

Tras dicho marcador, que aun suponiendo una desventaja para los leones, dejaba la eliminatoria abierta, Bizkaia empezó a prepararse para la guerra: las fachadas de todos los edificios empezaron a llenarse de banderas rojiblancas, en las calles cada vez se veían más camisetas del Athletic, los aficionados contaban los días para el partido, los que no tenían entrada se peleaban por una…

El día llegó y todos recordaremos las imágenes que nos dejó. El choque comenzaba a las 20 horas y la plantilla, que acudiría en bus al estadio, se concentraba en el hotel Carlton. Mientras tanto, una gigantesca marea rojiblanca inundaba la plaza Moyua, donde su ubica el hotel, y acompañaría al equipo hasta la Catedral.

Los ánimos no podían estar más altos (me río yo de los 300 espartanos) y el equipo respondió. Con San Mamés repleto, el Athletic se puso por delante en el marcador desde el minuto 3, con un tempranero gol de Javi Martínez. Media hora más tarde, Llorente cabeceaba un centro de Yeste y aumentaba la ventaja local. Para colofón, apenas cinco minutos después, el ahora jugador del Sevilla robaba un balón en la presión y se lo cedía a Gaizka Toquero, fichaje de invierno que esa noche se consagraría como ídolo de la afición, que lo colocaba fuera del alcance de Andrés Palop, poniendo el 3-0 en el marcador.

Ese resultado se mantendría hasta el final, cuando tras el pitido del árbitro, el público de la Catedral invadiría el terreno de juego en la mayor explosión de felicidad vivida en Bilbao en mucho tiempo, tras tantos años de sinsabores.

Fran Yeste a hombros de los aficionados que invadieron el césped al finalizar el encuentro.  
                           

Esa inolvidable victoria dio el pase a la primera final que vivía una generación de Athleticzales. En ella, como se convirtió en costumbre, y a pesar del archiconocido gol inicial del Lendakari Toquero, perdimos ante el Fútbol Club Barcelona. Pero lo importante es que marcó el inicio de un periodo, en el que como ya he dicho, el Athletic se ha convertido en uno de los indiscutibles en Europa y ha rozado la gloria en varias ocasiones, hasta lograr la Supercopa en agosto de 2015.

Ahora, 7 años después, en condiciones completamente distintas, volvemos a enfrentarnos en una eliminatoria al Sevilla. Esta vez en cuartos de final de la Uefa Europa League, la ronda en la que el aroma de la gloria empieza a hacerse inevitable para los participantes. Por ello, necesitamos que San Mamés vuelva a ser una trinchera y que la suerte ayude a los valientes gladiadores que representen a la afición vizcaína a vencer a este siempre complicado rival. Porque como he dicho, la final se huele,  estamos cerca, la opción de ganar este gran título ya no es una quimera y nuestra siguiente piedra en este duro camino es el Sevilla. Es el momento de cerrar el círculo y seguir creciendo.

Sevilla, contigo siguetodo.


Merece la pena ver el vídeo, es inevitable no ponerse nostálgico con : aquel equipo, ese ultra que teníamos en la Sexta en forma de Patxi Alonso, Caparrós emocionándose al final, la ilusión y el ambientazo que había, La Catedral…